Friday, September 25, 2009

TELEVISION

FARANDULA
Por: Tomás Correa

Existe un mal necesario o placer culpable que desde hace ya algunos años nos acecha. Criticada y vapuleada por quienes se suponen intelectuales y cultos, la farándula se ha ido abriendo paso en los medios de comunicación masiva obteniendo cada día más extensión, incluso más de la necesaria.

A fines de los 90 comenzó un movimiento mediático sin precedentes que modificó la manera con que las personas se informan diariamente. Es un hecho que las personas además de información buscan en los medios una forma de entretención dedicando parte importante de su tiempo y recursos en aparatos que no necesariamente aportan pesquisas relevantes sino que simplemente distraen. Y está bien. Las personas deben tener momentos de distensión en un mundo vertiginoso donde el stress y la rutina son grandes obstáculos a vencer. Pero, ¿hasta qué punto? Algunas personas niegan participar de ella pero abusan desesperadamente a las espaldas con sentimientos de grandeza, como si ver farándula representara un hecho aislado del cual no sienten remordimientos. Es este hecho, que ya parte de la rutina diaria del chileno común, no me deja tranquilo donde se pone en evidencia el sobrevalorado punto que ha alcanzado.

Periodistas faranduleros tratan de justificar la irrupción de este nefasto movimiento apuntando que la labor de estas personas es respetable ya que acorta las brechas entre las clases sociales. Algunos sociólogos concuerdan con estas postu
ras al apuntar que la vida privada de las celebridades se vuelve horizontal con la vida de los comunes, de manera de verlos más cercanos. También tienen el descaro de sostener que si el asunto se vende es porque satisface una necesidad en la gente. La verdad es que es la forma fácil y burda de llamar la atención.

“El problema es grave cuando las personas dejan de informarse para cambiar a ‘farandulizarse’”

¿Realmente las personas tienen una necesidad de saber la última polola de algún futbolista? ¿Necesitan saber los detalles de la última pelea de las modelos de moda? La respuesta es sencilla y tajante. No. No necesitan nada de eso. Pero sin embargo lo hacen. Algunos podríamos pensar que lo hacen sólo para entretenerse, pero refugiarse tras la premisa de que se está saciando una necesidad es una falacia. El problema es grave cuando las personas dejan de informarse para cambiar a ‘farandulizarse’. Porque finalmente, ¿para qué están los medios? Los medios están para informar. ¿O no?